Nuestros lenguajes son nuestras metáforas. En la sociedad audiovisual y de revolución digital en la que vivimos, esos son los lenguajes que (re)moldean los contenidos de la cultura. Los medios de comunicación son los principales relatores de nuestro tiempo, los que fijan la percepción de realidad de las mayorías, las concepciones éticas y morales, influyen en la opinión pública, determinan la agenda pública, etc.

 

Concebir los espacios para la difusión de contenidos como territorio es disputar el espacio de construcción de lo simbólico, es buscar romper con la dinámica de centro-periferia, que jerarquiza y reproduce el status quo en el que unos pocos concentran el poder discursivo, y a mediano plazo la construcción de la identidad de individuos y sociedades y la memoria colectiva.