El cuerpo es el lugar físico que un individuo ocupa dentro de un espacio exterior a sí mismo, que está en constante cambio y (re)formación, y se ve afectado por el lugar y entorno en el cual vivimos.

 

Desde el cuerpo-espejo se puede generar una reflexión, desde nosotros y para nosotros, que cuestione o reafirme todo lo que nos rodea. En algunos casos esta reflexión es reprimida, invisibilizada y presionada por la hegemonía ideológica, religiosa, cultural, social, sexual.

 

Entonces, podemos decir que el cuerpo es el tránsito entre lo físico y lo mental en un entorno, que bien nos puede aceptar y liberar, o limitar y oprimir. Este tránsito es representado por antiguas y nuevas expresiones desde el cuerpo/mente, en relación  a lo establecido. Son los recorridos de cada cuerpo y las conexiones como seres vivos y vivientes con el territorio migrando hacia adentro, en busca de un espacio de bienestar colectivo, sin mapas, ni reglas ni proyecciones, desde una ritualidad con memoria, incorporando a los otros al propio cuerpo, a los cercanos y lejanos a un todo.